Vive lo cotidiano como persona justa, solidaria, respetuosa y colaborativa con lo demás y con su entorno, participando en actividades de servicio comunitario.

Manifiesta valores humanos y salesianos que reflejan su conciencia eclesial, critica y creativa.

Es capaz de desarrollar un proyecto de vida con sentido de transcendencia.

Se forma integralmente, desarrollando sus potencialidades artísticas, deportivas, culturales, comunicativas y espirituales.

Es capaz de comprender, analizar y dar solución a problemas científicos, sociales y personales.

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